lunes, 11 de junio de 2007

Gran Premi Cinzano de Motociclisme

Por avatares del destino, mi hermana consiguió dos entradas by the little leg para el Gran Premi de Motociclisme y como soy un apasionado de las motos (y su novio no podía ir por trabajo) me invitó al evento motero del año.

El sábado me levanté bien temprano y tras un café para ser persona, cogí mi coche rumbo Riells a recoger a mi hermana. Decidimos ir en coche hasta Granollers (centro) y de allí, en tren hasta Montmeló, evitando así la caravana que se forma luego para salir del circuito. Desde la estación al circuit hay una pequeña pateada, nada del otro mundo en condiciones normales, pero una pequeña tortura debido al calor que hacia.

Sin embargo sirvió para irnos metiendo en el ambiente de un gran premio. Por el camino vimos motos a punta pala, tenderetes vendiendo todo tipo de artículos de "Il dotore"y compañía, barracas de bocatas y bebidas, etc. El pueblo se transforma en una feria motera.

Una vez dentro del recinto, había otro paseo hasta la tribuna N, que era la nuestra.

Entre trenes, caminatas (y una parada en el meódromo) llegamos a las 11:30 a nuestros asientos a tiempo de ver los entrenamientos libres de 250cc. El ambiente era estupendo, pero se notaba que eran entrenamientos libres porque había muchas butacas vacías. Fue emocionante ver como se iban sucediendo los pilotos en la clasificación. Después vinieron los entrenamientos calificativos de 125CC. En ellos, los pilotos se giraran continuamente para ver quién venía detrás. Esto lo hacen porque en el cuarto de litro es muy importante la aspiración y además se enganchan a un piloto que lleve un buen ritmo para seguir su rueda. Nos hizo tanta gracia que denominamos a esa parte del circuito la "Recta de los Cotillas".

Sin duda los entrenamientos más intensos fueron los de MotoGP. Además eran ya los clasificatorios y se notó en el ritmo de las vueltas. Aluciné con el ruido de las motos de 800 cc, en especial la Ducatti, que era la que más "sonaba", parecía un avión a reacción. En contrapunto estaba la Yamaha de Rossi, que era muchísimo más silenciosa que el resto. La diferencia en velocidad con sus hermanas pequeñas era asombrosa, sobretodo cuando los veíamos al final de recta, donde circulaban tranquilamente a unos 310 km/h.

No nos quedamos a ver los entrenamientos clasificatorios de 250cc porque el sol estaba haciendo mella en nuestras blanquecinas pieles, así que decidimos marchar a casa. Una vez allí comprobamos que la cremita de Nemo, a parte de dar un tono azulado a nuestra piel, había cumplido a la perfección con su cometido y evitado una insolación.

El domingo iba a ser un gran día. Cómo íbamos tarde cambiamos el tren por el coche para ir al circuito. Llegamos por los pelos (o justo a tiempo, según se mire) para la carrera de 125cc. Ese día las gradas estaban mucho más llenas que el día anterior. La carrera fue emocionantísima ya que en esta cilindrada, las motos suelen ir siempre muy juntas y un error hace que te adelanten varios pilotos. Hasta la última vuelta no hubo un ganador claro.

La de 250 cc fue más aburrida. Lorenzo dió un recital de pilotaje y en ningún momento vió peligrar su victoria. Sólo un fallo mecánico le habría hecho perder la carrera. Al público no le caía muy bien Lorenzo, al cual apenas animaban, a diferencia de Bautista, que era aplaudido siempre.

Las gradas se abarrotaron para la carrera de MotoGP: 112000 espectadores disfrutaron de una carrera emocionantísima, en la que Rossi y Stoner lucharon durante 22 vueltas para obtener la victoria. Rossi dio un recital de pilotaje con sus increíbles apuradas de frenada. Stoner, sin embargo, ganó gracias a la velocidad punta de su Ducatti, aunque hay que reconocerle que aguantar las embestidas del heptacampeón del mundo no lo hace cualquiera.





Para acabar, destacar 2 cosas:

1) la inmensa cantidad de motos que se junta, de todos los tipos y cilindradas. Es impresionante.


2) no vayáis al circuito en coche. Tardé más de 1,30h en conseguir salir de Montmeló.